Por Ramón Almodovar
Una de las canciones más conocidas de la Guerra Civil española (desde el golpe de Estado de 1936 hasta 1939) hace referencia a los mercenarios marroquíes utilizados por el general Francisco Franco para combatir a las tropas del Ejército republicano y los milicianos. Uno de los mandos de ese ejército marroquí fue el general Mizzian, aludido por Isaac Valencia, alcalde de ATI-CC en La Orotava, durante su intervención en el último congreso de esta fuerza política celebrado el pasado 29 de noviembre precisamente en La Orotava.[1]
De todo su discurso, el periódico Diario de Avisos extrajo la alusión de Valencia a la posibilidad de una invasión marroquí (‘Estamos a merced de los moros’)[2] para abrir la edición del día siguiente, 30 de noviembre, provocando reacciones de todo tipo, desde artículos de opinión a favor de Valencia (especialmente en otro periódico, El Día) hasta una denuncia en el Juzgado interpuesta a título individual por el abogado y portavoz del grupo Socialista en el Ayuntamiento de La Laguna, Gustavo Matos.[3]
Si la intencionalidad del titular del Diario de Avisos era crear polémica, consiguió el objetivo. Si era vender más periódicos a costa de fomentar la xenofobia y el miedo, puede que también. Y si era, directamente, difundir el pensamiento de este prócer orotavense, también se logró. Todos los defensores de Isaac Valencia en esta polémica, desde el editorialista de El Día hasta el alcalde de Santa Cruz, Miguel Zerolo, incluyendo a otros dirigentes de CC, han argumentado al unísono que en realidad lo que quería poner en evidencia el alcalde orotavense (más conocido como Saso) era la responsabilidad del Estado, del Gobierno, en la vigilancia de las costas.
Ahora: ¿qué consecuencias pueden generar este tipo de titulares que encierran un pensamiento alarmista, xenófobo y populista? De entrada, se genera miedo entre la población indocumentada de las islas, una población mayoritariamente indefensa ante tipo de mensajes, que van calando poco a poco, hasta que sea normal que en cualquier conversación de bar o de tranvía alguien exprese en voz alta que nos están invadiendo ‘los moros y los negros’.
Lo siguiente, en la construcción social de la inmigración como algo negativo y del inmigrante como enemigo, es vincular la llegada de extranjeros sin autorización administrativa al deterioro de los servicios públicos (colapso sanitario y educativo), al aumento del paro, a la sobrepoblación, al aumento de la delincuencia y al tráfico de drogas, a la pérdida de la identidad (¿) y la desaparición de la cultura canarias, etc. Por tanto, no pueden seguir viniendo porque ‘nos llevarán por delante’ (Valencia dixit) y nos convertiremos todos al islamismo bajo el Reino de Marruecos….un Estado antidemocrático donde los empresarios canarios invierten cada vez más y proyectan el desarrollo de su industria turística.
Las diplomáticas declaraciones de Isaac Valencia (“nuestras costas se encuentran a merced de que el moro venga un día y nos lleve por delante”) no sólo sirvieron al alcalde orotavense para justificar sus ataques al PSOE y al PP sino para argumentar que Canarias “es todavía una colonia”, aunque el presidente del Gobierno, Paulino Rivero, presente en el acto, esperara un día para desmarcarse y rechazar las afirmaciones de Valencia, pues una semana después tenía prevista una visita precisamente a…Marruecos.
La realidad es que los datos niegan las pretensiones de Valencia y de todos los que piensan como él acerca de esa ‘invasión’ (no es casual el empleo de términos bélicos) y para ello basta consultar las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE) y del Instituto de Estadística de Canarias (ISTAC), donde se pone de manifiesto que hasta enero de 2008 sólo 25.000 personas procedentes de África residían en Canarias (el 1,34% del total de la población –más de 2 millones- y el 9,8% de extranjeros). De esas 25 mil personas, 16.240 son marroquíes, el 0,78% de la población total.
En enero 2008, el peso de población extranjera corresponde a países de la UE y resto de Europa (154.921 personas, el 7,48% de la población en Canarias y el 54,93% de extranjeros), seguida por los emigrantes de América (4,13% del total de población, 30,32% de extranjeros).
Pero si el sr. Valencia o algún editorialista quiere seguir contrastando cifras y quizás buscar explicaciones sobre el impacto de la población foránea en Canarias, sólo debe consultar los datos del ISTAC respecto a entrada de personas por los aeropuertos canarios: 6.050.437 personas sólo en 2007 y procedentes de Reino Unido y Alemania.
Si se suman la llegada de pasajeros de otros países europeos (Holanda, Irlanda, Suecia, Noruega, Dinamarca, Finlandia, Bélgica, Italia, Austria, Francia, Suiza y República Checa), la cifra supera los 9 millones de personas. Sólo en 2007. Y si se divide el total de personas que llegaron por los aeropuertos en 2007 procedentes del extranjero, se obtiene la cifra de 777.054 personas, población de hecho que habría que sumar a los casi 2 millones de residentes, por lo que puede interpretarse con escaso margen de error que la población media mensual en Canarias asciende a más de 2.700.000 personas. Es evidente que al aumentar la cifra, se reduce aún más (hasta el 0,9%) el dato del 1,34% que suponía la población de origen africano en enero de 2008.
Tomando los datos de entrada de pasajeros a través de los aeropuertos canarios procedentes de aeropuertos extranjeros entre 2003 y 2007, ambos inclusive, se alcanza la increíble cifra de casi 48 millones de personas (47.395.707), según los mismos datos del ISTAC, lo que multiplica casi por 24 la población de las islas.
Este contingente es el que deben tomar en cuenta las instituciones canarias si se quiere hacer un análisis real, sin tintes racistas ni xenófobos, del impacto de la población (lo que algunos fanáticos denominan superpoblación) sobre el territorio. Bastaría comparar los datos de llegada de personas en patera o cayuco entre 2003 y 2008 (75.864 personas) con los 47,3 millones que entraron por los aeropuertos. La primera cifra, repartida entre seis años, supone un impacto mínimo, ridículo, sobre los servicios públicos y sobre el territorio. Pero ni siquiera se quiere reconocer que Canarias es, en realidad, un destino más de turismo sexual, un burdel de Europa.
La segunda cifra, 47,3 millones de personas en 6 años, sí es una avalancha, un tsunami humano, en un territorio mínimo. Lo demás son mentiras, milongas, manipulación pura y dura, criminalización del otro por ser, esencialmente, pobre. Estamos ante un racismo clasista y asistimos a un aumento de la xenofobia en algunos medios privados de información. [4]
[1] http://www.eldia.es/2008-12-04/sociedad/sociedad5.htm
[2] http://www.diariodeavisos.com/diariodeavisos/content/242241/
[3] http://www.europapress.es/islas-canarias/noticia-matos-psoe-denuncia-valencia-cc-presunto-delito-exaltacion-xenofobia-racismo-20081201182319.html
[4] http://www.eldia.es/2009-01-02/criterios/criterios6.htm
De todo su discurso, el periódico Diario de Avisos extrajo la alusión de Valencia a la posibilidad de una invasión marroquí (‘Estamos a merced de los moros’)[2] para abrir la edición del día siguiente, 30 de noviembre, provocando reacciones de todo tipo, desde artículos de opinión a favor de Valencia (especialmente en otro periódico, El Día) hasta una denuncia en el Juzgado interpuesta a título individual por el abogado y portavoz del grupo Socialista en el Ayuntamiento de La Laguna, Gustavo Matos.[3]
Si la intencionalidad del titular del Diario de Avisos era crear polémica, consiguió el objetivo. Si era vender más periódicos a costa de fomentar la xenofobia y el miedo, puede que también. Y si era, directamente, difundir el pensamiento de este prócer orotavense, también se logró. Todos los defensores de Isaac Valencia en esta polémica, desde el editorialista de El Día hasta el alcalde de Santa Cruz, Miguel Zerolo, incluyendo a otros dirigentes de CC, han argumentado al unísono que en realidad lo que quería poner en evidencia el alcalde orotavense (más conocido como Saso) era la responsabilidad del Estado, del Gobierno, en la vigilancia de las costas.
Ahora: ¿qué consecuencias pueden generar este tipo de titulares que encierran un pensamiento alarmista, xenófobo y populista? De entrada, se genera miedo entre la población indocumentada de las islas, una población mayoritariamente indefensa ante tipo de mensajes, que van calando poco a poco, hasta que sea normal que en cualquier conversación de bar o de tranvía alguien exprese en voz alta que nos están invadiendo ‘los moros y los negros’.
Lo siguiente, en la construcción social de la inmigración como algo negativo y del inmigrante como enemigo, es vincular la llegada de extranjeros sin autorización administrativa al deterioro de los servicios públicos (colapso sanitario y educativo), al aumento del paro, a la sobrepoblación, al aumento de la delincuencia y al tráfico de drogas, a la pérdida de la identidad (¿) y la desaparición de la cultura canarias, etc. Por tanto, no pueden seguir viniendo porque ‘nos llevarán por delante’ (Valencia dixit) y nos convertiremos todos al islamismo bajo el Reino de Marruecos….un Estado antidemocrático donde los empresarios canarios invierten cada vez más y proyectan el desarrollo de su industria turística.
Las diplomáticas declaraciones de Isaac Valencia (“nuestras costas se encuentran a merced de que el moro venga un día y nos lleve por delante”) no sólo sirvieron al alcalde orotavense para justificar sus ataques al PSOE y al PP sino para argumentar que Canarias “es todavía una colonia”, aunque el presidente del Gobierno, Paulino Rivero, presente en el acto, esperara un día para desmarcarse y rechazar las afirmaciones de Valencia, pues una semana después tenía prevista una visita precisamente a…Marruecos.
La realidad es que los datos niegan las pretensiones de Valencia y de todos los que piensan como él acerca de esa ‘invasión’ (no es casual el empleo de términos bélicos) y para ello basta consultar las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE) y del Instituto de Estadística de Canarias (ISTAC), donde se pone de manifiesto que hasta enero de 2008 sólo 25.000 personas procedentes de África residían en Canarias (el 1,34% del total de la población –más de 2 millones- y el 9,8% de extranjeros). De esas 25 mil personas, 16.240 son marroquíes, el 0,78% de la población total.
En enero 2008, el peso de población extranjera corresponde a países de la UE y resto de Europa (154.921 personas, el 7,48% de la población en Canarias y el 54,93% de extranjeros), seguida por los emigrantes de América (4,13% del total de población, 30,32% de extranjeros).
Pero si el sr. Valencia o algún editorialista quiere seguir contrastando cifras y quizás buscar explicaciones sobre el impacto de la población foránea en Canarias, sólo debe consultar los datos del ISTAC respecto a entrada de personas por los aeropuertos canarios: 6.050.437 personas sólo en 2007 y procedentes de Reino Unido y Alemania.
Si se suman la llegada de pasajeros de otros países europeos (Holanda, Irlanda, Suecia, Noruega, Dinamarca, Finlandia, Bélgica, Italia, Austria, Francia, Suiza y República Checa), la cifra supera los 9 millones de personas. Sólo en 2007. Y si se divide el total de personas que llegaron por los aeropuertos en 2007 procedentes del extranjero, se obtiene la cifra de 777.054 personas, población de hecho que habría que sumar a los casi 2 millones de residentes, por lo que puede interpretarse con escaso margen de error que la población media mensual en Canarias asciende a más de 2.700.000 personas. Es evidente que al aumentar la cifra, se reduce aún más (hasta el 0,9%) el dato del 1,34% que suponía la población de origen africano en enero de 2008.
Tomando los datos de entrada de pasajeros a través de los aeropuertos canarios procedentes de aeropuertos extranjeros entre 2003 y 2007, ambos inclusive, se alcanza la increíble cifra de casi 48 millones de personas (47.395.707), según los mismos datos del ISTAC, lo que multiplica casi por 24 la población de las islas.
Este contingente es el que deben tomar en cuenta las instituciones canarias si se quiere hacer un análisis real, sin tintes racistas ni xenófobos, del impacto de la población (lo que algunos fanáticos denominan superpoblación) sobre el territorio. Bastaría comparar los datos de llegada de personas en patera o cayuco entre 2003 y 2008 (75.864 personas) con los 47,3 millones que entraron por los aeropuertos. La primera cifra, repartida entre seis años, supone un impacto mínimo, ridículo, sobre los servicios públicos y sobre el territorio. Pero ni siquiera se quiere reconocer que Canarias es, en realidad, un destino más de turismo sexual, un burdel de Europa.
La segunda cifra, 47,3 millones de personas en 6 años, sí es una avalancha, un tsunami humano, en un territorio mínimo. Lo demás son mentiras, milongas, manipulación pura y dura, criminalización del otro por ser, esencialmente, pobre. Estamos ante un racismo clasista y asistimos a un aumento de la xenofobia en algunos medios privados de información. [4]
[1] http://www.eldia.es/2008-12-04/sociedad/sociedad5.htm
[2] http://www.diariodeavisos.com/diariodeavisos/content/242241/
[3] http://www.europapress.es/islas-canarias/noticia-matos-psoe-denuncia-valencia-cc-presunto-delito-exaltacion-xenofobia-racismo-20081201182319.html
[4] http://www.eldia.es/2009-01-02/criterios/criterios6.htm
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