viernes, 29 de mayo de 2009

Líderes de opinión: la construcción social del miedo

CARLOS LUGO SOSVILLA ABOGADO Y PRIMER PREMIO DE PERIODISMO MARE NOSTRUM RESORT
"Los árabes no emigran por hambre sino para imponer su religión"

V.M., S/C de La Palma

Carlos Lugo Sosvilla, primer premio de periodismo Mare Nostrum Resort, es un estudioso de la política y de aquellos fenómenos, como la inmigración, que afectan en mayor medida a Canarias. El abogado palmero no duda en sus afirmaciones, mira a los ojos y aprieta las manos en cada respuesta en un signo claro de pleno convencimiento.

-Califica la inmigración como un fenómeno socioeconómico o de conquista silenciosa. Tal afirmación o reflexión, ¿está basada en la historia?

-Sin duda. A lo largo de la historia, el pueblo árabe ha sido más invasor que colonizador. Tenga en cuenta que cuando las tropas de Felipe II llegaron a Filipinas, ya los moros habían invadido todo el sudeste asiático. Cuando entraron en España vinieron en ayuda extranjera y se quedaron siete siglos, levantando mezquitas y adorando a Mahoma. El pueblo árabe nació en un rincón de Arabia y ya está extendido por todo el mundo, predicando una religión y leyendo el Corán, como ya algunos inmigrantes han realizado en Canarias.

-¿Cree que los canarios somos realmente conscientes del fenómeno de la inmigración y de su verdadero impacto en un territorio limitado?

-No somos conscientes. El pueblo canario carece de cultura y ciencia política, que son necesarias para entender lo que son fenómenos políticos como es la inmigración. No estamos ante un fenómeno de humanitarismo. Podemos recoger a unos náufragos en alta mar, pero si hay náufragos todos los días no se puede convertir un archipiélago en zona de ocupación.

-Pero, ¿no cree que detrás de la inmigración se puede esconder el hambre que sufren aquellos que viajan arriesgando sus propias vidas?

-No. Eso es mentira. Podemos hacer un puente aéreo, mandarles más toneladas de comida de las que se mandaron a Berlín durante la ocupación de los rusos y, sin embargo, seguirían viniendo. Tenga claro que nunca el pueblo árabe emigró en busco de comida. Nunca. Estoy plenamente de acuerdo en que hay que ayudar a todo deprimido en todo lo que se pueda, como se hace en todas las religiones, pero una cosa es amar al prójimo y otra bien distinta es la imposición de culturas, religiones o poder. Estamos ante un problema socioeconómico y político de graves consecuencia, porque el pueblo árabe se multiplica mientras que el europeo no crece de la misma forma. Tenga en cuenta que el inmigrante procura contraer matrimonio con jóvenes de inferior cultura para que sea más fácil la penetración religiosa. De 1.500 millones que iban poblando el mundo, hemos pasado a 40 ó 50 millones en Europa. No olvide que acaba de celebrarse una asamblea de la alianza de civilización, en la que hablan de una memoria histórica para que todos los descendientes de la raza mora vieja amiga del sol puedan nacionalizarse españoles.

-La inmigración tiene en Canarias su principal punto de llegada. ¿Un puerta para Europa o una estación definitiva?

-No dude que vienen de paso, en busca de Europa, y el que no lo quiera ver es que es ciego. Hay que mirar la historia para entender que si Canarias se salvó de la africanización fue gracias a la creación de una milicia canaria que contuvo la avalancha árabe, que venía en conquista. Pero si no nos dejan ni pescar una sardina en lo que fueron nuestros bancos de pesca, que pertenecían a la economía canaria. Además, el Estado está dando permanentes facilidades para la legalización de inmigrantes, una decisión que está extendiendo en todo el mundo la sensación de que España es una nación de acogida. Los inmigrantes saben que a través de Canarias se llega antes porque entran como Pedro por su casa, ya que somos una nación sin frontera porque no tenemos nada ni nadie nos que nos defienda. Estamos a expensas de que las puertas de Canarias las cierre la Unión Europea, cuando somos un archipiélago periférico de España, que debe ser el primero en poner un remedio. Quiero pensar, de verdad, que el Estado no es consciente de la realidad porque no creo que sean tan traidores para permitir lo que está pasando.

-¿Qué se debe hacer con los inmigrantes que llegan de forma ilegal a Canarias?

-Devolverlos a su país, con todos los algodones necesarios para protegerlos de cualquier rozadura. Devolverlos como nos devuelven a nosotros. Si fuimos a Cuba o Filipinas fue porque eran posesiones españolas, y en Venezuela nos exigían cartas de llamada, contratos de trabajo y reconocimientos médicos. La gente debe saber, tener bien claro, que los inmigrantes canarios no fueron a ningún lado para predicar el catolicismo. Fueron para trabajar, en la ganadería, agricultura o en lo que fuera. Ahora estamos ante una inmigración religiosa y todos sabemos que la religión de Mahoma es expansiva y explosiva porque todavía está en plena Edad Media, como en su día lo fue la religión católica.

-¿Cree que Canarias sigue siendo un objetivo territorial de Marruecos?

-No tenga ninguna duda de que Marruecos tiene una obsesión por la conquista de Canarias. No hemos dejado de ver y de leer que en el propio despacho del rey o emperador de Marruecos, las Islas están incluidas dentro de su deslinde imperial, cuando la realidad es que Canarias tiene más derecho histórico sobre el litoral de África que África sobre Canarias porque Fernández de Lugo cuando terminó la conquista de La Palma y Tenerife, fue capitán general de la costa de África.

Estatuto de autonomía

-¿Qué opinión tiene del estatuto de autonomía que aprobó el Parlamento de Canarias y que ahora debe ser analizado por el Estado?

-Canarias no tiene estatuto de autonomía porque nos hemos limitado a copiar o calcar sobre los estatutos regionales o nacionalistas, lo que no sirve para nuestras Islas. Es más de lo mismo. Somos un archipiélago, diferente de una región. En Canarias se tenía que haber abierto un proceso constituyente de todas las islas, igual que las asambleas de las que salió la Ley de Cabildos, que fue realmente la propulsora de la autonomía en España. Cada isla tiene que tener su propia autonomía, su órgano de gobierno y, luego, tener una voz única de toda Canarias.

-Entonces, ¿en qué pilares básicos deben estar fundamentado el estatuto que según usted merece Canarias?

-Primero, yo creo que Canarias es una mancomunidad en lugar de comunidad porque cada isla es una unidad, con su propia identidad. Luego, tener en cuenta que somos un archipiélago y no una región. Y, además, contar con un organismo que aglutine en una voz única la distintas voces de todas las islas. Canarias es como un árbol, que tiene un tronco, sólo uno, pero muchas ramas y si le sacas las ramas se muere. Cómo se puede defender el hecho insular de una región. No podemos hablar de una Canarias autonómica hacia el exterior y centralista interiormente. No podemos defender ante la Unión Europea nuestras singularidades, nuestra situación diferencial, diciendo que somos una región.

-¿Cree que Canarias necesita con urgencia de un nacionalismo más unido, solido y sin ningún tipo de fisuras?

-Canarias necesita de un nacionalista autonómico, con una soberanía canaria dentro de la unidad nacional. Soberanía no está reñida con unidad. Hablamos de descentralización de poder, de la política, que es muy distinto de la descentralización administrativa.

-Pero quizás esa descentralización de poder debe iniciarse también en las propias islas...

-Le voy a decir una cosa, tal y como va la situación actual y si nadie lo remedia, Tenerife se convertirá en la sexta isla menor de Canarias. No olvide que también La Palma fue una de las islas mayores. Todo se va concentrando en el mismo lugar, en una política claramente centrípida que Gran Canaria tiene desde sus orígenes. No hay que olvidar que tuvieron un gran político, Fernando León y Castillo, pero que era muy leonino. Tuvo mucho poder porque era ministro de Estado o embajador en París.

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