Esta enésima tragedia, dramáticamente banal y común en la era de la “fortaleza europea”, genera noticias, indignación, compasión en prácticamente todos los medios de comunicación, sólo hoy les proponemos unos cuarenta artículos sobre el naufragio de Lanzarote, pero cuando empezamos a leer los artículos nuestra indignación, si cabe, aumenta. La mayoría de los artículos culpan a las mafias, algunos eventualmente al gobierno de España y muchos a la ineficacia del SIVE, que en algunos casos se presenta como si fuera un sistema de ayuda humanitaria marítima en lugar de un sistema de vigilancia para impedir la entrada ilegal de inmigrantes. Sería necesario analizar en profundidad estos artículos, pero por ahora nos limitamos a destacar solamente algunas reflexiones, en muchos casos ausentes en los periódicos.- Existe una estrecha relación entre la cercanía física y la cercanía moral. Los cientos de naufragios lejos de nuestras costas o simplemente fuera de nuestras aguas territoriales, no existen. Son invisibles, excluidos de nuestro campo moral. Además hay que destacar que estas personas entran en nuestro campo moral solamente parcialmente, puesto que una vez que “nosotros les salvamos la vida” les encerramos en un CIE y les deportamos, acciones que en muchos casos implican un proceso de deshumanización, esto es, un proceso de exclusión de nuestro campo moral. - Las causas de la tragedia analizadas en la mayoría de los periódicos son de un reduccionismo y simplismo exasperante: creemos que no hace falta subrayar una vez más que las migraciones son en buena parte resultado de la expansión violenta del sistema neocapitalista y que los cayucos en particular son el resultado de determinadas políticas de “gestión de los flujos migratorios”. No queremos negar la responsabilidad de determinadas organizaciones criminales que especulan con el tráfico de inmigrantes y determinados gobiernos corruptos africanos, pero nos parece simplista atribuir solamente a ellos esta tragedia. En un mundo global tenemos que asumir responsabilidades globales. Estas muertes son BANALES, porque, como decía Hannah Arendt en “La banalidad del Mal”, son el resultado de la falta de indignación, de la indiferencia, de la abdicación del pensamiento crítico. Los procesos de deshumanización se alimentan de la indiferencia, del conformismo, de la falta de reflexión, de la falta de reflexión.A título de ejemplo les proponemos algunas declaraciones recogidas en un artículo local. De todas formas, para no caer en el mismo error de simplismo y generalización les animamos a leer los diferentes artículos completos. “Ya sé, porque nos lo han dicho muchas veces que somos culpables de las desgracias africanas por nuestro pasado colonial. Ni yo, ni muchos de ustedes, han colonizado jamás territorio alguno, pero somos igualmente culpables. Luego está el SIVE que unas veces funciona y otras no. Porque habrán de saber ustedes, culpables de toda culpabilidad, que en este país unas cosas marchan siempre y otras a ratos. No fallan casi nunca, por ejemplo, los rifles en las monterías; sobre todo cuando caza un ministro y un juez estrella; funcionan casi siempre los programas a medida del político que gobierna en las televisiones pagadas con dinero de todos, sea quien sea quien las controla en Madrid o en las autonomías; funciona la imagen y el buen rollito progre, que se rasga las vestiduras porque un señor pesque salmón en los fiordos de allá arriba, pero no porque otros cacen muflones de Despeñaperros para abajo.Sin embargo y al margen de las muchas cosas que funcionan y de las otras muchas que no, al margen también de esa culpabilidad que tenemos todos por haber nacido en un mundo que nuestros antepasados supieron hacer rico y próspero , al margen de todo eso, como digo, ¿quién sube a una patera a quince niños y a una mujer embarazada de ocho meses? Ya lo sé que los sube el hambre y la desesperación. Eso me lo siguen diciendo. Y también me dicen que los suben las mafias. ¿Tienen padres esos menores? ¿Tienen familiares en el caso de ser huérfanos? ¿Qué entrañas poseen los unos y los otros para permitir semejante crimen?Estas preguntas, empero, están fuera de lugar. No son políticamente correctas. Todo lo que atenúe nuestra responsabilidad y ponga parte de culpa en “la otra orilla” se sale del guión. Qué pena; sobre todo por los muertos.” (El Día, 17/01/09)
martes, 17 de febrero de 2009
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