El barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) muestra que hay un empate técnico entre los ciudadanos que prefieren una sociedad multirracial y los que no. Además, los españoles reconocen que la mujer está infravalorada en el trabajo, ya que es donde se plasman de forma mayoritaria las desigualdades.
16/ene/09 07:33
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La radiografía a la sociedad que recoge el barómetro del mes de diciembre del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) dejó sorprendentes detalles. Por ejemplo, que los españoles todavía no ven con buenos ojos la integración de personas de otras razas, orígenes y culturas. En concreto, hay un empate técnico entre los que estarían encantados con una España multirracial (43%) y los que prefieren una colectividad más equitativa (44,7%). Sin embargo, esta lucha se inclinará hacia la primera parte a lo largo de los años, ya que el tramo de los más jóvenes (18-24) apuesta de forma mayoritaria (55,2%) hacia el mestizaje. En cambio, las personas a partir de 55 años son los más reacios a los cambios (53,2%).
El color de la piel también se aprecia a la hora de catalogar los tipos de marginación. Los encuestados sólo ven que la sociedad discrimina de forma bastante frecuente por motivos raciales (42,5%) o por tener pocos recursos económicos (casi cuatro de cada diez). Poco les importa la orientación sexual, la edad, la religión, el aspecto físico o el sexo. Sólo la raza y el nivel económico son causas habituales de discriminación.
Los españoles tampoco observan en su entorno que haya exclusiones. Ni en el trabajo, en el barrio, en los servicios públicos (sanidad, educación, transporte ) o en las empresas ven que se produzcan estos hechos. A pesar de esta visión tan optimista, los españoles dicen que se hace muy pocos esfuerzos para luchar contra la marginación (40,5%), un porcentaje que sube hasta la mitad entre los jóvenes, y reconocen que no sabrían qué hacer en caso de ser marginados.
Por último, y en el ámbito laboral, todos apoyan que se apliquen medidas concretas para fomentar el trabajo en personas mayores de 50 años (92,7%), entre los jóvenes (96%), mujeres (95%) y personas de origen étnico distinto al de la mayoría (73%).
Discriminación
La igualdad entre hombres y mujeres no ha llegado a la vida real, por el momento. Los españoles consideran que la brecha entre los géneros es todavía grande, según recoge el barómetro del CIS. Casi la mitad de los encuestados (44,8%) piensa que las desigualdades entre hombres y mujeres son bastantes grandes, por un 34,7% que opina que éstas son pequeñas. Ellas, sobre todo las más jóvenes, se reafirman en esta idea de forma mayoritaria (51,7%). En cambio, ellos no ven tanta discriminación. En cambio, ambos sexos coinciden en que la situación ha mejorado en el último lustro: el 61,4% cree que las diferencias son menores.
En el mundo laboral es donde se plasman de forma mayoritaria estas desigualdades. Sólo en el acceso a la educación (84,6%), los españoles consideran que los dos sexos tienen las mismas condiciones. De vuelta al trabajo, la mayor contradicción se produce en los salarios. Siete de cada diez españoles creen que las mujeres cobran menos, sobre todo lo piensan y lo sufren ellas (77%). Los ciudadanos también apuntan a que ellas tienen menos oportunidades en ascender en el mundo laboral (55,5%), en encontrar un primer empleo (51%) y en tener estabilidad (52,6%).
En lo único que no se aclaran los españoles es en la presencia de la mujer en puestos de responsabilidad política: el 43,2% afirma que es igual que los hombres y el 43,6% cree que es peor. En cuanto al reparto del hogar, la radiografía es clara: los hombres no dan un palo al agua (71,7%).
El color de la piel también se aprecia a la hora de catalogar los tipos de marginación. Los encuestados sólo ven que la sociedad discrimina de forma bastante frecuente por motivos raciales (42,5%) o por tener pocos recursos económicos (casi cuatro de cada diez). Poco les importa la orientación sexual, la edad, la religión, el aspecto físico o el sexo. Sólo la raza y el nivel económico son causas habituales de discriminación.
Los españoles tampoco observan en su entorno que haya exclusiones. Ni en el trabajo, en el barrio, en los servicios públicos (sanidad, educación, transporte ) o en las empresas ven que se produzcan estos hechos. A pesar de esta visión tan optimista, los españoles dicen que se hace muy pocos esfuerzos para luchar contra la marginación (40,5%), un porcentaje que sube hasta la mitad entre los jóvenes, y reconocen que no sabrían qué hacer en caso de ser marginados.
Por último, y en el ámbito laboral, todos apoyan que se apliquen medidas concretas para fomentar el trabajo en personas mayores de 50 años (92,7%), entre los jóvenes (96%), mujeres (95%) y personas de origen étnico distinto al de la mayoría (73%).
Discriminación
La igualdad entre hombres y mujeres no ha llegado a la vida real, por el momento. Los españoles consideran que la brecha entre los géneros es todavía grande, según recoge el barómetro del CIS. Casi la mitad de los encuestados (44,8%) piensa que las desigualdades entre hombres y mujeres son bastantes grandes, por un 34,7% que opina que éstas son pequeñas. Ellas, sobre todo las más jóvenes, se reafirman en esta idea de forma mayoritaria (51,7%). En cambio, ellos no ven tanta discriminación. En cambio, ambos sexos coinciden en que la situación ha mejorado en el último lustro: el 61,4% cree que las diferencias son menores.
En el mundo laboral es donde se plasman de forma mayoritaria estas desigualdades. Sólo en el acceso a la educación (84,6%), los españoles consideran que los dos sexos tienen las mismas condiciones. De vuelta al trabajo, la mayor contradicción se produce en los salarios. Siete de cada diez españoles creen que las mujeres cobran menos, sobre todo lo piensan y lo sufren ellas (77%). Los ciudadanos también apuntan a que ellas tienen menos oportunidades en ascender en el mundo laboral (55,5%), en encontrar un primer empleo (51%) y en tener estabilidad (52,6%).
En lo único que no se aclaran los españoles es en la presencia de la mujer en puestos de responsabilidad política: el 43,2% afirma que es igual que los hombres y el 43,6% cree que es peor. En cuanto al reparto del hogar, la radiografía es clara: los hombres no dan un palo al agua (71,7%).
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