miércoles, 14 de enero de 2009

Algunas causas del racismo

CAUSAS DEL RACISMO Y LA XENOFOBIA

Desde distintas categorías de las ciencias humanas se ha planteado el problema de las causas del racismo y la xenofobia. Estas aproximaciones, aunque enriquecedoras, se han mostrado parciales y demasiado restrictivas.

MOTIVOS HISTÓRICOS

Paul Gordon Lauren, ha señalado que existen prejuicios basados en el color de la piel, mucho antes del racismo moderno, en todos los continentes. Todos los pueblos han mantenido, en alguna ocasión, sentimientos racistas o xenófobos como base de sus estructuras esclavistas, de sus conquistas coloniales o simplemente como justificación de la guerra. No debemos olvidar que gran parte de los pueblos de la antigüedad se consideran a si mismos como los
"hombres", frente a los demás, a los "otros", que son tratados de "bárbaros", "salvajes", etc.
Las bases del racismo en occidente son igualmente antiguas, y se encuentran arraigadas en las tradiciones que dan origen a nuestra cultura. La tradición judeo-cristiana nos legó la idea de la superioridad moral de un pueblo, un pueblo elegido por Yahvé con la exclusión de todos los demás. En el mundo griego, cuna de la razón científica y filosófica, dada su organización política y social, se pueden descubrir argumentos protorracistas contra los esclavos o las mujeres, como justificación del status quo; por ello Delacampagne no considera causal el parentesco etimológico de las palabras "raza" y "razón". También, y en honor a la justicia, será en Grecia donde aparezcan los primeros argumentos de la igualdad entre los hombres. Las primeras manifestaciones del racismo occidental corresponden a las medidas discriminatorias tomadas contra los judíos en España, en particular los estatutos fijados en entre 1449 y finales del siglo XVI, en los que se exigía probar la limpieza de sangre para residir en determinados lugares o ingresar en determinadas corporaciones, de las que quedaban excluidos los descendientes de judíos, de musulmanes, de sancionados por la Inquisición y agotes.
La eclosión del racismo está ligada en todos los pueblos, como señalábamos anteriormente, al colonialismo, la guerra y el sistema productivo.
Tras el descubrimiento de América se procedió a la conquista y colonización de los pueblos indígenas. Los indios fueron considerados como salvajes, pertenecientes a una raza distinta al no ser descendientes de Adán, y sometidos de hecho al régimen de esclavitud. La protección institucional del los indios, centrada en una orden de Carlos V prohibiendo formalmente se esclavitud (en 1530) y en la bula Sublimis Deus dada del papa Pablo III en 1537, no evitó las lamentables matanzas de los indios. Parece, sin embargo, exagerado hablar de genocidio, pues la destrucción de las culturas indígenas no fue un efecto buscado intencionalmente por los conquistadores, sino consecuencia de las enfermedades que involuntariamente éstos llevaron o propiciaron , la existencia del mestizaje entre españoles e indios y la leyenda negra de los ingleses para disimular el exterminio llevado a cabo por su peculiar colonización del norte del continente.
Con posterioridad al descubrimiento de América se produce el tráfico de esclavos negros, que comenzó cuando los portugueses precisaron mano de obra barata para sus plantaciones de caña de azúcar en la Canarias y Madeira y se traspaso al otro lado del Océano ante la poca resistencia de los nativos americanos. Según algunas estimaciones, unos 19 millones de esclavos africanos fueron deportados entre los siglos XV y XIX. Es en esta época cuando se desarrollan las justificaciones ideológicas que sostienen que los negros constituyen una raza degradada, inmoral, sin inteligencia e incompetente, en gran medida precursoras de las teorías_hereditaristas de los siglos XIX y XX.
Se presentaba la esclavitud como una forma de institución benevolente que permitía la cristianización y tutela de unos salvajes degenerados y débiles morales.
La interpretación histórica del racismo y de la xenofobia se presenta como muy restrictiva, no incluyendo, ni tan siquiera, otras discriminaciones, así mismo históricas, como por ejemplo, las persecuciones y los conflictos religiosos.
También debemos señalar que muchos de los fenómenos señalados, como por ejemplo el esclavismo, son debidas, y las propias concepciones historicistas así lo señalan, a razones económicas. Ello no quiere decir que entre los factores que pueden actuar como catalizadores del racismo, no se encuentren los motivos históricos.

MOTIVOS POLÍTICOS

En menor medida se han estudiado los motivos políticos que contribuyen al racismo y a la xenofobia, funcionando más como un elemento dedenuncia, por parte de la sociedad civil, que comouna teoría fruto de sesudos estudios académicos.
En este sentido, las relaciones entre estados y dirigentes políticos se ha guiado y se guía más por intereses estratégicos, políticos y económicos que por criterios morales. El caso de Sudáfrica es paradigmático y sólo recientemente se han tomado medidas internacionales contra el régimen de apartheid.
Las razones políticas que determinan la defensa del racismo, suelen estar ligadas a concepciones autoritarias. Estas justificaciones tienen su origen a partir del siglo XIX. Con esta intención, de frenar la implantación de las ideas igualitarias de la democracia liberal y de defender los privilegios de la aristocracia, surgen las tesis de que la raza determina el carácter o la capacidad de un pueblo o de una clase social. Los conceptos de "raza" y de
"herencia", procedentes respectivamente del campo de la cinegética y del derecho, adquirieron un significado pseudobiológico, siendo utilizados como justificación teórica de la situación de cada uno en la sociedad, así como la de cada pueblo en el transcurso de la historia. Las tesis de estos autores no resisten el menor análisis crítico, falsifican datos históricos, utilizan conceptos ambiguos e imprecisos, y ponen de manifiesto el papel y la influencia de la ideología y el poder político sobre la ciencia.
En la actualidad, y a pesar de las consecuencias que se derivaron de estas teorías, se sigue permitiendo la participación en foros internacionales de dirigentes políticos de clara ideología racista y xenófoba. España y la comunidad internacional comercia con países donde no existen las más mínimas garantías de cumplimiento de los Derechos_Humanos. Países como Turquía,
Marruecos o Guinea Ecuatorial son mirados con otro rasero; olvidándose de la discriminación y exterminio que están sufriendo en su seno comunidades diferenciadas. Los medios de comunicación suelen prestar un eco importante a las formaciones de grupos ultra en cuanto que producen noticias sensacionalistas, sin un tratamiento cívico del tema, con lo cual actúan así de amplificadores sociales.
En los propios países democráticos se permiten asociaciones y grupos legalmente constituidos de clara ideología autoritaria. De la misma forma que se pretende la anexión de los países a la Convención Internacional sobre la
Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial, se debería exigir todas las organizaciones sociales que participan en foros internacionales la adhesión a la misma.
La vieja Europa también se encuentra con graves contradicciones en su seno y a las cuales se aferran quiénes quieren atentar contra su tradición democrática; mientras se escandaliza por los brotes xenófobos, asiste impasible a las sucesivas recomendaciones del Consejo de Europa sobre inmigrantes clandestinos y las drásticas reducciones en materia de asilo (sólo serán aceptadas menos de la cuarta parte de las cien mil peticiones realizadas en 1991). Varios ministros de Países Comunitarios se han manifestado con formas, cuando menos prejuiciosas, contra los extranjeros.

RAZONES ECONÓMICAS

Sin lugar a duda, las razones de tipo económico están en los albores de los brotes racistas y forman parte de las causas últimas de este tipo de fenómenos. Sin embargo, ello no explica todos los motivos; es necesario justificar por qué son mujeres y negros casi todos los trabajadores de la limpieza y servicio del Parlamento Europeo, mientras que son hombres y blancos la mayor parte de los cargos técnicos y cualificados, sin guardar la correlación proporcional que correspondería por la pirámide poblacional. Las concepciones que sobre el carácter de los españoles o de los turcos tienen los alemanes no es indiferente a la inmigración de los años sesenta, a su baja cualificación y, consiguientemente, al tipo de trabajo que desempeñan. En este sentido la apertura de las fronteras internas de la Comunidad al libre tránsito de trabajadores va a suponer una mejora, en cuanto que es presumible que sean los obreros más cualificados y los técnicos quiénes estén interesados en cambiar de residencia.
Fundamentalmente las explicaciones de tipo económico se basan en las necesidades del sistema productivo, de esta forma los prejuicios_raciales no son más que meras justificaciones ideológicas para mantener en status quo.
Como principal objeción a una exacerbada interpretación economicista, aún sin negar su importancia, podemos señalar que diversos estudios han demostrado que el papel económico del esclavismo en los estados confederados, justo antes de la Guerra de la Secesión, era prácticamente nulo, inclinándose más bien¡ hacia una interpretación de tipo social. Así mismo no podemos olvidar el papel de las ideologías, que sigue operando aún cuando desaparecen las causas que las motivaron.

INTERPRETACIONES SOCIOLÓGICAS

Las interpretaciones sociológicas pretenden incorporar a su vez las razones económicas, superando su excesiva estrechez de miras. De esta forma se le atribuye al racismo una función de estabilidad y a la xenofobia de cohesión social de grupo.
Desde esta perspectiva el elemento fundamental a estudiar es el prejuicio. El prejuicio es considerado como el primer peldaño en los conflictos raciales. La atribución de mala fama a un grupo étnico conduce a un segundo grado, la distancia social, la evitación del contacto con quiénes son distintos, el deseo de no tenerlos como compañeros de trabajo, como vecinos, como amigos, como familiares. El tercer nivel sería la discriminación_racial. Como grados máximos del racismo estarían el ataque físico, o la violencia ocasional, y, finalmente el exterminio o el genocidio.
El método sociológico más usual es la utilización de encuestas para medir, en un baremo, si este país es más o menos racista que este otro o que el año pasado.
La Sociología, en cuanto intenta dar explicaciones superando las meras constataciones estadísticas, más o menos discutibles, tiene que convertirse en una metaciencia que engloba los análisis históricos, económicos, psicológicos..., difuminándose ella misma como disciplina.

EL REDUCCIONISMO PSICOLOGISTA

Desde una postura reduccionista la Psicología considera la xenofobia como una idea delirante, como una falsa creencia que aparece sin un estímulo externo adecuado y se mantiene más o menos firme frente a la razón.
La xenofobia estaría asociada a los procesos de temores o miedos (fobias) y para los psicólogos estaría encuadrada dentro de la misma tipología. Sin embargo, mientras que en las fobias la característica fundamental es una inhibición al objeto de la fobia, desarrollándose conductas violentas como evitación, en el racismo y la xenofobia la conducta se desarrolla contra la fobia, aunque pueda tener ese componente de complejo de inferioridad que señalan los expertos, se materializa, no como una evitación, sino como una conducta agresiva, competitiva frente al estimulo. A nuestra forma de ver la xenofobia estaría más relacionada con la rivalidad existente entre los hinchas de dos equipos vecinos que con las conductas fóbicas.

EL REDUCCIONISMO BIOLÓGICO

Este tipo de reduccionismo ha sido aplicado continuamente y se encuentra en la raíz de toda concepción racista. Considerar que existen razones biológicas que nos hacen distintos ha sido y es, una de las formas más claras de la influencia ideológica sobre la ciencia. Para mantener la herencia como factor cultural y de inteligencia se han inventado experimentos, falseado datos, reinterpretado las conclusiones. Todavía no existe ningún elemento de carácter biológico que permita definir el concepto de raza.
A pesar de la virulencia de los defensores del hereditarismo, hoy, y con los datos que tenemos, estamos en la disposición de afirmar: "En este punto hay que rehabilitar a Helvétius y a Monbolddo, aunque sea a costa de desacreditar a Darwin y Spencer. Si todos los demás factores se mantienen constantes y la raza no, procesos similares de enculturación tienen como resultado repertorios socioculturales similares. (...). Así, si en el momento de su nacimiento se pudiera sustituir un grupo de niños ingleses por otro de niños hotentotes, el comportamiento cultural medio de éstos no diferiría en forma apreciable del de un grupo de control salvo en rasgos explicables por las variaciones individuales de los procesos de enculturación".

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